No es empatía

La tendencia de nuestra cultura, es la de un modo de vida estresada en general y ello se traduce a menudo en reacciones personales rápidas y no meditadas ni empáticas. El modo de vida que llevamos no favorece para nada la empatía y eso a las PAS, también nos pasa factura.

Realmente la empatía hoy en día se vuelve cada vez más complicada. Necesita de una serie de condiciones de las que a menudo no disponemos. La empatía nos muestra que venimos programados para conectar con otros pero, ¿dónde nos educan para la empatía?

No se trata de sentirse identificado con el otro, que es lo que le sucede a muchas personas. Sentir lo que siente o el otro o lo que interpretamos o entendemos que siente el otro. Eso se llama “confluencia” o “proyección”. La confluencia es un mecanismo neurótico en el que no establezco límites entre quien soy yo y el otro, paso a ser el otro y creer que siento lo que siente el o ella. Eso duele mucho y por eso algunas personas y PAS por supuesto, afirman que sienten tanto el dolor del otro que necesitan alejarse porque no lo soportan, eso no es auténtica empatía.

Lo mismo ocurre con la proyección, cuando escucho lo que el otro me cuenta, coloco mi propia experiencia dolorosa en el otro y sufro, creyendo que eso es empatía cuando no lo es tampoco.
Ambas, la confluencia y la proyección suelen operar inconscientemente, sin embargo podemos aprender a darnos cuenta de cuando está actuando para poder comprender qué está pasando y poder actuar en consecuencia.

La empatía es, en conclusión, aprehender el mundo interior del otro y acompañarlo en sus sentimientos. Se trata de comprender el punto de vista del otro, aunque yo no lo comparta y aunque no lo haya vivido nunca.

Se trata de una capacidad que incluye elementos cognitivos y afectivos, así como elementos comunicativos o conductuales que constituyen la parte visible de la empatía. Es sentir con el otro, no sentir lo mismo que el otro. Es por lo tanto, un concepto complejo y de ahí que sea una capacidad y no algo que demos por hecho.


La empatía se convierte así en un “arte”, que pocos desempeñan al completo, por motivos sociales y también personales, como hemos mencionado.

 


Hola, soy Ana Curto, Terapeuta para PAS.

Desde siempre me ha apasionado el mundo interior de las personas, aquello que no se ve a simple vista sino que se descubre con calma, paciencia y cariño.

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