Conocí a Ana en un momento de mi vida muy difícil, estaba perdida y desde el minuto 1 me ayudó con paciencia y cercanía demostrando desde el comienzo una implicación y un cariño enorme. La estoy enormemente agradecida por su atención, por su manera de expresarse y sobre todo porque gracias a ella he aprendido mucho sobre mí. El camino no es fácil pero con su ayuda he sabido valorar más ciertas cosas como la paz, la calma, la tranquilidad... A buscar eso en mi día a día y a ver las cosas desde un punto de vista más amable hacia mí misma. Gracias Ana, de corazón. Por todo.

M.S.

Encontrarme con Ana fue como llegar al oasis. No había prejuicios sino amor, calidez, comprensión y escucha atenta y delicada. Respeto y cariño. Acoge con todo. Conoce el valor de la escucha, la espera y el silencio. Detecta hábilmente las cuestiones emergentes. Nos hace ver muy claro que nuestra humanidad en su todo, es algo valioso.

Para mí, asistir a las sesiones con Ana, ha sido caricia y aguijón. Caricia por el cuidado y el saber, saber hacer y saber ser que he percibido en ella. Aguijón, por las múltiples cuestiones que cada sesión me suscitaba y que me han dejado buen y sereno trabajo por hacer.

Gracias Ana, por acompañarme esta legua de camino y por enseñarme auto (uno mismo) compasión (acompañar atravesar con). Gracias, gracias, gracias.

T.B.